Julie López, periodista guatemalteca, en la presentación de su libro: Gerardi: Muerte en el vecindario de Dios (F&G Editores). CMT |
Carmen Molina Tamacas
Especial para EDLP
Hace casi 15 años, Guatemala se estremeció con el brutal
asesinato de su arzobispo, monseñor Juan Gerardi. Aun ahora, pese a un fallo
judicial condenatorio para los principales implicados, el caso sigue abierto y
causando polémica.
La búsqueda de la verdad sobre el sangriento crimen,
ocurrido en la casa parroquial del Arzobispado hacia la medianoche del 26 de
abril de 1998, llevó a la periodista guatemalteca Julie López a rastrear
pistas, revelar datos escondidos y exponer cabos sueltos en una compilación de 480
páginas titulada “Gerardi: Muerte en el vecindario de Dios”.
Este es el primer libro de López, quien se ha
especializado en investigar casos relacionados con el crimen organizado
transnacional, bajo el sello F&G Editores. Sus trabajos han sido publicados
en BBC
Mundo, Fox News Latino, Al Día (Filadelfia), The Miami Herald (Florida), y en
Plaza Pública, Siglo Veintiuno, y El Periódico de Guatemala. Actualmente es
colaboradora y columnista de El Diario/La Prensa de Nueva York.
“Mi principal preocupación era ser justa con todas las
fuentes”, expresó la autora al presentar la publicación en la Cámara de
Comercio Hispana de Brooklyn.
El conversatorio –al que asistieron varios paisanos de
López, muchos de ellos radicados desde hace años en Nueva York- dio pie para
que se abordaran aspectos polémicos de la coyuntura política actual de
Guatemala, estremecida por el repunte de homicidios, la narcoactividad y la
proximidad del juicio contra el ex presidente de la República y del Congreso,
Efraín Ríos Montt.
El ex general golpista, junto a su compañero de armas,
José Rodríguez, está acusado de genocidio y otros delitos de lesa humanidad,
por su responsabilidad al frente del Estado durante el conflicto armado
(1960-1996) que cobró la vida de al menos un cuarto de millón de víctimas.
El juicio, programado para agosto, fue adelantado por
el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo para el 19 de marzo.
Cuarto de
espejos
Monseñor Gerardi fue atacado a golpes con un bloque de
cemento en el garaje de la casa parroquial, dos días después que presidió la presentación del
informe “Guatemala nunca más” del proyecto
Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi); éste denuncia y documenta decenas
de violaciones a los derechos humanos durante la guerra interna de más de 30
años, en un 91 por ciento atribuidas a los militares.
La agresión fue tal que el reconocimiento legal fue
posible gracias al anillo eclesiástico que portaba.
Julie López cubrió el crimen desde la madrugada del
día siguiente, entonces reportera de sucesos del periódico Siglo Veintiuno. Entre
las fuentes de información re-consultadas para este trabajo figuran desde los
más cercanos colaboradores del prelado, pasando por las autoridades de la Iglesia
Católica; funcionarios de gobierno, fiscales e investigadores, hasta los
militares acusados y condenados por el crimen, así como expertos en
criminología.
Uno experto en criminología forense, sin conocimiento
previo del caso, analizó la escena del crimen e indicó que, sin lugar a dudas,
se trataba de un típico caso de agresión homosexual, debido al ataque brutal
dirigido contra el rostro del prelado.
Ante preguntas del público asistente, López respondió
que su principal reto como investigadora fue luchar contra sus propios
prejuicios, ya que tendía a pensar que los responsables eran los militares.
“Un escrutinio
más cercano del caso obliga a explorar las estructuras de poder mercenario
(civil y militar) que no actúan a titulo institucional, pero que sirven a sus
propios intereses económicos y políticos para sobrevivir, o a los del mejor
postor en el Estado o en el crimen organizado. (…) ¿El crimen lo fraguaron militares desplazados
para perjudicar al ejército o al gobierno, o fue una venganza contra Gerardi
por el Remhi en nombre de la vieja guardia de las fuerzas armadas? ¿Puede ser
que secretos escandalosos, ajenos al móvil del crimen, fueron maquiavélicamente
usados por los asesinos para alejar la atención de las pistas reales, o por
conspiradores ajenos al crimen para manejar el caso según sus intereses
políticos?”, son algunas de las inquietudes que plantea la autora en el libro.
“Hubo mucha presión de parte de los familiares de
Gerardi, el Arzobispado y de organizaciones activistas que aseguraban que se
trató de un crimen político. Este caso se prestó para que cierto sector del
Ejército manipulara la información para hacer quedar mal al Gobierno”,
reflexionó López.
La polémica ha
marcado este caso hasta el día de hoy. Testigos, implicados e investigadores
fueron amenazados, espiados y hasta asesinados –como el caso de José Obdulio
Villanueva, uno de los tres militares condenados, asesinado en prisión.
Recientemente, el director de Centros Penales de Guatemala fue destituido en
medio de la escandalosa recaptura del ex capitán Byron Lima Oliva, quien fuera
condenado junto a su padre Byron Lima Estrada, a 30 años de cárcel, por el
asesinato de Gerardi. Lima Oliva tenía
había armado una red de apoyo tal que se le permitía salir con frecuencia y con
comodidades, a realizarse supuestos tratamientos médicos.
El más estrecho colaborador de Gerardi, el sacerdote
Mario Orantes, fue condenado a 20 años de cárcel por su complicidad en el
crimen; él ha buscado insistentemente la libertad por medio de la redención de
su pena. Sufrió un duro revés al ser inhabilitado por un Tribunal Eclesiástico
para ejercer el sacerdocio.
De principio a fin, la actuación de las autoridades guatemaltecas
ha sido cuestionada; comenzando por el manejo
de la escena del crimen –ubicada en el perímetro de seguridad del Estado Mayor
del Ejército-; pistas aparecieron y desaparecieron como por arte de magia. “El
caso Gerardi es como meterse en un cuarto de espejos, donde lo que es no parece
y lo que parece no es, donde no casan muchas de las evidencias y teorías”,
añadió.
Existe un apartado, además, que ahonda en la tensa
relación entre el Ejecutivo y los militares en el inicio de la presidencia de
Alfonso Portillo (2000-2004), quien habría contemplado al actual presidente
Otto Pérez Molina –en ese entonces delegado ante la Junta Interamericana de la
Organización de los Estados Americanos (OEA) y agregado militar en Washington
DC- para fungir como Ministro de Defensa.
“Imposible olvidar
también que un investigador de la Misión de Naciones Unidas para Guatemala
(MINUGUA) le cuenta a Francisco Goldman (autor del libro “Arte del Asesinato
Político” sobre el caso Gerardi) que el testigo Rubén Chanax le dijo que vio a
Otto Pérez Molina parado frente a una tienda, a media cuadra de la escena del
crimen, en compañía de Lima Estrada y dos personas más. El dato de Otto Pérez
Molina no ventiló en el juicio. Otto Pérez Molina lo negó cuando Goldman
publicó su libro, y una fuente diplomática asegura que en esa fecha (abril 26,
1998) OPM estaba en Washington DC. No deja de ser llamativo por qué surge esa
información”, apunta su libro.
López asegura que
trató de ordenar “bien” la historia, controlar la información para que
los lectores sean al final quienes juzguen y saquen sus propias conclusiones.
Los titulares de la Cámara de Comercio Hispana, Rick
Miranda y Juan Carlos Pocasangre manifestaron su agradecimiento por haber sido
la sede de una de las presentaciones del libro. En un viaje relámpago a Nueva
York, la comunicadora guatemalteca también presentó su libro en la Universidad
de Nueva York (NYU) y la librería Barco de Papel, de Queens.
FICHA
“Gerardi: Muerte en el vecindario de Dios”
Primera edición, 480 páginas
Editorial: F&G Editores
Materia: Humanidades y Ciencias Sociales
ISBN: 978-9929-552-62-3
Valor:
$27.00
Una versión editada de este artículo fue publicada en El Diario/La Prensa de Nueva York.