sábado, 2 de marzo de 2013

Tras la verdad del caso Gerardi

La periodista guatemalteca Julie López presentó en Nueva York su libro “Muerte en el vecindario de Dios”, que presenta cabos sueltos, revela y ordenar la información sobre el crimen del arzobispo Juan Gerardi.

Julie López, periodista guatemalteca, en la presentación de su libro:
Gerardi: Muerte en el vecindario de Dios (F&G Editores). CMT
Carmen Molina Tamacas
Especial para EDLP

Hace casi 15 años, Guatemala se estremeció con el brutal asesinato de su arzobispo, monseñor Juan Gerardi. Aun ahora, pese a un fallo judicial condenatorio para los principales implicados, el caso sigue abierto y causando polémica.
La búsqueda de la verdad sobre el sangriento crimen, ocurrido en la casa parroquial del Arzobispado hacia la medianoche del 26 de abril de 1998, llevó a la periodista guatemalteca Julie López a rastrear pistas, revelar datos escondidos y exponer cabos sueltos en una compilación de 480 páginas titulada “Gerardi: Muerte en el vecindario de Dios”.
Este es el primer libro de López, quien se ha especializado en investigar casos relacionados con el crimen organizado transnacional, bajo el sello F&G Editores. Sus trabajos han sido publicados en BBC Mundo, Fox News Latino, Al Día (Filadelfia), The Miami Herald (Florida), y en Plaza Pública, Siglo Veintiuno, y El Periódico de Guatemala. Actualmente es colaboradora y columnista de El Diario/La Prensa de Nueva York.
“Mi principal preocupación era ser justa con todas las fuentes”, expresó la autora al presentar la publicación en la Cámara de Comercio Hispana de Brooklyn.
El conversatorio –al que asistieron varios paisanos de López, muchos de ellos radicados desde hace años en Nueva York- dio pie para que se abordaran aspectos polémicos de la coyuntura política actual de Guatemala, estremecida por el repunte de homicidios, la narcoactividad y la proximidad del juicio contra el ex presidente de la República y del Congreso, Efraín Ríos Montt.
El ex general golpista, junto a su compañero de armas, José Rodríguez, está acusado de genocidio y otros delitos de lesa humanidad, por su responsabilidad al frente del Estado durante el conflicto armado (1960-1996) que cobró la vida de al menos un cuarto de millón de víctimas.
El juicio, programado para agosto, fue adelantado por el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo para el 19 de marzo.

Cuarto de espejos
Monseñor Gerardi fue atacado a golpes con un bloque de cemento en el garaje de la casa parroquial, dos días  después que presidió la presentación del informe “Guatemala nunca más” del proyecto  Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi); éste denuncia y documenta decenas de violaciones a los derechos humanos durante la guerra interna de más de 30 años, en un 91 por ciento atribuidas a los militares.
La agresión fue tal que el reconocimiento legal fue posible gracias al anillo eclesiástico que portaba.
Julie López cubrió el crimen desde la madrugada del día siguiente, entonces reportera de sucesos del periódico Siglo Veintiuno. Entre las fuentes de información re-consultadas para este trabajo figuran desde los más cercanos colaboradores del prelado, pasando por las autoridades de la Iglesia Católica; funcionarios de gobierno, fiscales e investigadores, hasta los militares acusados y condenados por el crimen, así como expertos en criminología.
Uno experto en criminología forense, sin conocimiento previo del caso, analizó la escena del crimen e indicó que, sin lugar a dudas, se trataba de un típico caso de agresión homosexual, debido al ataque brutal dirigido contra el rostro del prelado.
Ante preguntas del público asistente, López respondió que su principal reto como investigadora fue luchar contra sus propios prejuicios, ya que tendía a pensar que los responsables eran los militares.
 “Un escrutinio más cercano del caso obliga a explorar las estructuras de poder mercenario (civil y militar) que no actúan a titulo institucional, pero que sirven a sus propios intereses económicos y políticos para sobrevivir, o a los del mejor postor en el Estado o en el crimen organizado. (…)  ¿El crimen lo fraguaron militares desplazados para perjudicar al ejército o al gobierno, o fue una venganza contra Gerardi por el Remhi en nombre de la vieja guardia de las fuerzas armadas? ¿Puede ser que secretos escandalosos, ajenos al móvil del crimen, fueron maquiavélicamente usados por los asesinos para alejar la atención de las pistas reales, o por conspiradores ajenos al crimen para manejar el caso según sus intereses políticos?”, son algunas de las inquietudes que plantea la autora en el libro.
“Hubo mucha presión de parte de los familiares de Gerardi, el Arzobispado y de organizaciones activistas que aseguraban que se trató de un crimen político. Este caso se prestó para que cierto sector del Ejército manipulara la información para hacer quedar mal al Gobierno”, reflexionó López.
La polémica ha marcado este caso hasta el día de hoy. Testigos, implicados e investigadores fueron amenazados, espiados y hasta asesinados –como el caso de José Obdulio Villanueva, uno de los tres militares condenados, asesinado en prisión. Recientemente, el director de Centros Penales de Guatemala fue destituido en medio de la escandalosa recaptura del ex capitán Byron Lima Oliva, quien fuera condenado junto a su padre Byron Lima Estrada, a 30 años de cárcel, por el asesinato de Gerardi.  Lima Oliva tenía había armado una red de apoyo tal que se le permitía salir con frecuencia y con comodidades, a realizarse supuestos tratamientos médicos.
El más estrecho colaborador de Gerardi, el sacerdote Mario Orantes, fue condenado a 20 años de cárcel por su complicidad en el crimen; él ha buscado insistentemente la libertad por medio de la redención de su pena. Sufrió un duro revés al ser inhabilitado por un Tribunal Eclesiástico para ejercer el sacerdocio.
De principio a fin, la actuación de las autoridades guatemaltecas ha sido cuestionada; comenzando por el  manejo de la escena del crimen –ubicada en el perímetro de seguridad del Estado Mayor del Ejército-; pistas aparecieron y desaparecieron como por arte de magia. “El caso Gerardi es como meterse en un cuarto de espejos, donde lo que es no parece y lo que parece no es, donde no casan muchas de las evidencias y teorías”, añadió.
Existe un apartado, además, que ahonda en la tensa relación entre el Ejecutivo y los militares en el inicio de la presidencia de Alfonso Portillo (2000-2004), quien habría contemplado al actual presidente Otto Pérez Molina –en ese entonces delegado ante la Junta Interamericana de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y agregado militar en Washington DC- para fungir como Ministro de Defensa.
“Imposible olvidar también que un investigador de la Misión de Naciones Unidas para Guatemala (MINUGUA) le cuenta a Francisco Goldman (autor del libro “Arte del Asesinato Político” sobre el caso Gerardi) que el testigo Rubén Chanax le dijo que vio a Otto Pérez Molina parado frente a una tienda, a media cuadra de la escena del crimen, en compañía de Lima Estrada y dos personas más. El dato de Otto Pérez Molina no ventiló en el juicio. Otto Pérez Molina lo negó cuando Goldman publicó su libro, y una fuente diplomática asegura que en esa fecha (abril 26, 1998) OPM estaba en Washington DC. No deja de ser llamativo por qué surge esa información”, apunta su libro.
López asegura que  trató de ordenar “bien” la historia, controlar la información para que los lectores sean al final quienes juzguen y saquen sus propias conclusiones.
Los titulares de la Cámara de Comercio Hispana, Rick Miranda y Juan Carlos Pocasangre manifestaron su agradecimiento por haber sido la sede de una de las presentaciones del libro. En un viaje relámpago a Nueva York, la comunicadora guatemalteca también presentó su libro en la Universidad de Nueva York (NYU) y la librería Barco de Papel, de Queens.


FICHA
“Gerardi: Muerte en el vecindario de Dios”
Primera edición, 480 páginas
Editorial: F&G Editores
Materia: Humanidades y Ciencias Sociales
ISBN: 978-9929-552-62-3
Valor: $27.00

Una versión editada de este artículo fue publicada en El Diario/La Prensa de Nueva York.

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