miércoles, 25 de julio de 2012

El Salvador: Museos de guerra y paz



"No Matarás", del pintor salvadoreño
Antonio Bonilla (1981)

Quince años después del fin de la guerra, los museos salvadoreños mantienen una visión "sectorial" del tránsito hacia la paz

CARMEN MOLINA TAMACASPublicado en El Diario de Hoy, Miércoles, 10 de Enero de 2007
El próximo aniversario de los Acuerdos de Paz motivó al Museo Nacional de Antropología "David J. Guzmán" (Muna) a hacer una exposición especial: el texto original que, firmado en México por el gobierno salvadoreño y la comandancia guerrillera, puso punto final a 12 años de guerra.
Pese a que la ocasión es idónea, la población no podrá apreciar este patrimonio. La iniciativa fue conjunta entre el Muna y el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero "nos quedamos con las ganas de hacer la exposición porque no se pudieron conseguir los documentos", explicó el director del museo, Gregorio Bello Suazo.
Los Acuerdos, dijo ayer una fuente de Cancillería, están en poder de Casa Presidencial; se prevé que su exhibición forme parte de las actividades que se realizarán en todo 2007, el Año de la Paz Social.
Los museos privados sí renovaron sus agendas. El ingreso al Museo de Arte será gratuito todo el 16 de enero; el museo de la Universidad Tecnológica inaugurará la muestra del fotoperiodista de guerra Iván Montecinos y el Museo de la Palabra y la Imagen presentará un libro de imágenes sobre Morazán (ver página 121).
Visiones parciales
La inexistencia de un Museo Nacional de Historia propicia que otras entidades, oficiales o privadas, muestren su versión particular de la guerra y su desenlace. Esto, no en alusión peyorativa, según historiadores y antropólogos consultados al respecto.
En el Muna, por ejemplo, la única referencia a la guerra la constituye un par de botas, un fusil inutilizado y la foto de un poblado rural marcado por los combates y la migración de sus habitantes.
"El museo es una institución que promueve la paz de manera permanente", dice Bello Suazo, aunque reconoce la necesidad de un espacio que explique el conflicto. Eso, dijo, vendrá más adelante, al remodelar el Muna.
El Museo de Historia Militar, de San Jacinto, data de 2002 y es el único que expone una copia de los Acuerdos de Paz, acompañada de una foto del presidente Alfredo Cristiani estampando su rúbrica. Para el director de la entidad, coronel Edgar Calvo, lo anterior, más el armamento incautado a la guerrilla y el testimonio gráfico de la desmovilización de los Batallones de Reacción Inmediata y los cuerpos de seguridad, evocan la transición de la guerra a la paz.
Su contraparte es el Museo de la Revolución de Perquín, Morazán, creado en 1993 y administrado por ex combatientes. "Se mantiene de las entradas. Es apolítico y no responde a ninguna corriente específica", explicó 'Felipe', uno de los encargados.
No obstante, la sigla END (Ejército Nacional Democrático) en el piso de sus salas, explica por qué gran parte de los objetos y fotografías en exhibición muestran una de las múltiples visiones de la ex guerrilla: la del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
El Museo de la Palabra y la Imagen, fundado por quien fuera la voz oficial de la clandestina Radio Venceremos, Carlos Henríquez Consalvi, se identifica con las personas y de las zonas afectadas durante la guerra y busca la preservación de la memoria histórica.
¿Museos islas?
El historiador Pedro Escalante Arce cree que es muy temprano, todavía, para hablar de una "historia de la guerra", ya que para muchas personas implica cicatrices o, peor aún, heridas abiertas.
"Debería tratarse ya de hacerlo", sostuvo, respecto a una investigación seria y responsable sobre las causas y consecuencias de la guerra y, la impostergable creación del Museo Nacional de Historia.
El antropólogo y director del museo de la Universidad Tecnológica, Ramón Rivas, abonó a la preocupación. "El tema es muy reciente, escabroso y doloroso y la academia, es decir las ciencias históricas, antropológicas y políticas no han profundizado al respecto".
Citó el ejemplo de países europeos como Alemania e Italia, cuyos museos y reflexiones académicas sobre las catástrofes bélicas surgieron a finales de los años 60, es decir, casi 30 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Raymundo Calderón, catedrático de Etnología, sostuvo que los museos se quedan cortos en cuanto a la proyección social y educación de la población.
"Ese es su deber ser, asumir funciones educativas y científicas encaminadas al rescate de la memoria histórica", apuntó.
El rol del arte
La que ha sido por tres años la exposición permanente del Museo de Arte, Puntos cardinales, incluye pocas pinturas que se remontan a la guerra. Para el director de la entidad, Roberto Galicia, eso no implica un vacío, ya que desde que fue fundado, el Marte ha acogido referencias al tema: los pintores Carlos Cañas -especialmente su dramática serie Testimonios del 72- y Camilo Minero.
El pintor y muralista Mario Mata respeta los criterios aplicados por el Marte, pero no los comparte. Sería bueno, sugirió, incluir obra de otros artistas plásticos que dejaron su huella en los duros años de los 70 y 80.

1 comentario:

Michel DEJAEGHER dijo...

El cuadro de Antonio Bonilla "No Mataras" es de 1991, no de 1981. Saludos. Michel Dejaegher, coleccionistas de obras de Antonio Bonilla